Playas

Descubriremos la costa de Castropol y el mar Cantábrico de la mano de tres fantásticas playas.

SAN ROMÁN

Por un lado podemos disfrutar de la playa de “San Román” una pequeña cala de acceso rodado situada en la villa de Figueras, entre los astilleros y el Puente de los Santos a la que sólo se puede acceder en bajamar y que goza de un espectacular entorno. Es una playa de arenas gruesas y que posee una intensa actividad durante la temporada estival.

Seguida de esta nos encontramos con dos playas que han sido galardonadas en varias ocasiones con la distinción ambiental Bandera Azul, concedidas por la FEE (Fundación para la Educación Ambiental) a  aquellos municipios, que realizan un especial esfuerzo en la gestión del entorno litoral de sus aguas interiores y/o de sus playas, de un modo respetuoso con el medioambiente y la naturaleza. Las playas de Penarronda y Arnao.

ARNAO

  • Localidad: Figueras
  • Longitud: 400 m.

Próxima al bello puerto de Figueras y a la desembocadura de la Ría del Eo, se encuentra la playa de Arnao, situada en una hondanada y protegida de los vientos y los ataques del Cantábrico. Su ubicación hace que se encuentre muy resguardada de los vientos y la potencia de las mareas del Cantábrico.

En ella, el turista, además de bañarse, tomar el sol, pescar o disfrutar de la "Hollina", una balsa natural, o merendar en el Área Recreativa ubicada próxima a la Playa y que tiene su mismo nombre.

El acceso se efectuaba por un pequeño camino en la ladera y unas escaleras de hormigón. Actualmente, sus alrededores han sido remodelados de forma integral aportando una serie de mejoras muy notables para el disfrute de esta playa.

SERVICIOS:

 

 

 

PENARRONDA

  • Localidad: Barres
  • Longitud: 800 m.

Desde el año 2002 la playa de Penarronda de Castropol, que comparte con el vecino concejo de Tapia de Casariego, es Monumento Natural. Se trata de un arenal de 600 metros enclavado entre los acantilados de A Robaleira y Punta del Corno y que acoge la desembocadura del Río Penarronda que la divide en dos.

La estética de la playa la convierte en única. Tiene forma de concha alargada y en su interior, a modo de lunar caprichoso, se enclava una roca, conocida como El Castelo. Tiene forma circular y está erosionada en su interior. Además de la indiscutible personalidad que otorga el arenal castropoloense, esta roca le da el nombre a la playa. De “peña redonda” a Peñarronda, o Penarronda como se conoce en la zona.

Penarronda es una playa abierta y ventosa, condiciones que la convierten en el lugar perfecto para la práctica de surf. De hecho su franja derecha está reservada para este deporte y son numerosos los aficionados que buscan su mejor ola.

Si por algo destaca este arenal de 300.000 metros cuadrados de superficie, es por su elevada riqueza ecológica. Su sistema dunar y lagunar alberga especies incluidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Flora Asturiana. Por este motivo, se ha acometido recientemente un proceso de reordenación de la playa para evitar que el tránsito de vehículos interfiera en este ecosistema protegido.

De hecho, es el único espacio en toda Asturias donde habita la Malcomia littorea, conocida popularmente como alhelí de mar que está en peligro de extinción.

Otras especies como el Mediacago marina, Otantkus maritimus y el Pancratium maritimun proliferan en un entorno. Junto a la flora, también adquiere importancia su fauna. Especies animales incluidas a su vez en el catálogo proteccionista de la fauna asturiana, como es el caso del Ostrero (Haematopus ostralegus), el Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) y la Nutria (Lutra lutra), son viejos conocidos en Penarronda. Del mismo modo son relevantes, aunque en segundo término, sus formaciones geológicas. Penarronda invita al paseo, largo, tranquilo a orillas del Cantábrico.

SERVICIOS:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y para adentrarnos mar a dentro nada mejor que acercarnos hasta la Punta de la Cruz, lugar desde donde podremos divisar el infinito horizonte y sentirnos parte del mar, sentir las olas, sentir la brisa…